Te contemplo desde el otro
lado de la mesa, regodeándome en lo que no será. Los dedos pinzando una
aceituna, el gesto de la mandíbula al masticar un pedazo de queso, tu mirada para
indicarme que está delicioso. Todos hablan de sus planes, de los hijos, de viajes..., de sus cosas. Y yo te escucho con aparente interés, haciendo un inventario íntimo de todos los rincones de tu cuerpo que desearía
catar. El entorno se diluye y reencuentro algo que creía dormido. Late. Y tu
mano se posa sobre la espalda de tu chica. Me levanto a por más pan. En la
cocina, me sorprendo cortando rebanadas con furia. Deseo tanto que todo esto
que me quema sea nuestro secreto. Articulo en silencio las frases que te diría.
Que te diría si. Las voces y risas en el jardín apenas son perceptibles desde
mis pensamientos. ¿Te ayudo? Tu
presencia me sobresalta. Tus pupilas, más oscuras que nunca, acarician las
mías. Fuera, unas carcajadas y ruido de cubiertos. Nos separan apenas veinte
centímetros y el silencio es respiración. Parpadeas y dibujas una sonrisa tibia
que me afloja las rodillas. Y desde la zanja que divide la valentía y la
cobardía, se me escapa un susurrado no
nos vamos a complicar la vida ¿verdad? Y tu no casi imperceptible, quieto, se convierte en una llamarada azul
que me sube por el espinazo y que transformo en un gesto sutil al
rozarte el antebrazo con la yema de los dedos. ¿Me bajas la ensaladera de la balda, por favor? Difícil,
valiente y absurdo a partes iguales.
6 comentarios :
No falta ni sobra nada, es así, felicidades!
oh, muchas gracias Pepa! un beso
Quería saber donde puedo comprar tus productos, gracias!
Hola! Pues cerré justo el pasado Julio. Lo siento!
Hola! Pues cerré justo el pasado Julio. Lo siento!
Hola de nuevo!
Pero de forma definitiva, o solo por vacaciones?
Soy mama de 5 pequeñajos y la verdad que tus bolso grandes son una salvación para mi...
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