12.5.15

Kimo Kaps en Casa Sagnier


No sé si es la edad, pero últimamente me pregunto a menudo sobre qué es lo que puedo aportar a este mundo, sobre como poner al servicio de los otros alguna de mis habilidades. El sábado por la mañana me levanté pronto, metí en el bolso un pequeño costurero y un puñado de retales de algodón, y después de pasar por la oficina de correos para entregar algunos envíos, cogí el tren hasta Casa Sagnier. Al entrar en la Galería ya había mucha actividad, el traqueteo de las máquinas de coser, el parloteo de las mujeres allí reunidas y un par de platitos con ensaimadas y croissants. Y bañadas por el sol que entra por los ventanales, allí pasamos la mañana, cosiendo los gorritos que van a usar algunos de los niños que están pasando por un tratamiento oncológico. Un acto tranquilo, generoso, que almenos en mi caso, me ha hecho sentir un poco más útil.


Se trata de una pieza que no tiene ninguna dificultad, no hace falta ser un experto en costura, ni siquiera saber coser... porqué hacen falta manos que corten, también! Casa Sagnier se encarga de recolectar los gorros y entregarlos a una asociación que los distribuye por los hospitales. Los encuentros son trimestrales, y el próximo será en otoño.


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