Esta primavera he sembrado poca verdura y me he dedicado a llenar la terraza de flores y plantas aromáticas. He puesto grandes macetas de lavanda y tomillo, y hemos empezado a recibir la visita de abejas. Esta primavera nuestro pequeño manzano, después de llenarse de flores sonrosadas y esparcirlas todas por el suelo, nos ha dado esta sorpresa, una primera futura manzana. Me atrevería a asegurar que las visitas fugaces de las abejas y su forma delicada de ir apoyando las patitas de flor en flor, han tenido algo que ver con este pequeño milagro.
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