Ella.

Cuando Mònica me mandó las fotos, no pude dejar de regodearme en ese sentimiento de gratitud por tener la imagen de Verónica Moar, una vez más, para la nueva colección. Es una gozada intuir que ella no se sabe bonita, simplemente se entrega a un proyecto al que tiene cariño. Es la cámara la que exprime su belleza, su dulzura y su carácter, de forma silenciosa, click a click. Y esta naturalidad que se establece, esta seducción que al mismo tiempo es desafío, es lo que me parece que marida perfecto con nuestros bolsos. Vero juega de nuestro lado, porqué sí, porqué ella es así de generosa, y nos permite dar forma a las narraciones que hay en nuestra cabeza, aportando su belleza camaleónica y modesta.

(todas las fotos de este post son de Mònica Bedmar)