Ésto de la autocostura, o costura doméstica, tiene un pequeño inconveniente a la hora de confeccionar prendas para uno mismo. Que el patrón te quede como tu imaginabas y que la tela sea la adecuada para la idea que tu tienes en la cabeza, no siempre van de la mano. Cosa que, después de horas de trabajo e ilusión, puede llevarte a una frustración momentánea. Pero como casi todo en la vida, merece la pena no lanzar la toalla y reconocer que en el error está el avance, porqué cuando tela y patrón adecuado se encuentran, y cuando este encuentro casa realmente con tu forma de vestir, te mueres de ganas de gritar a los cuatro vientos un "¡esto que visto me lo he hecho yooooo!"

Estas fotos son recortes de una sesión que hemos hecho Rita y yo esta mañana. Sí, ¡así me cunde la mañana cuando mi hija no va al cole porqué tiene fiebre! (Al ver las fotos, me he dado cuenta de que "alguien" ha hecho una sutil decoración en la pared con un lápiz... me ha dado pereza quitarlo con la edición...) En fin, lo sé, ¡menos fotitos y más trabajar!