Rita y yo estuvimos de fin de semana fotográfico en familia con Alvaro Sanz en la zona de La Garrotxa.

Aquí os dejo mis fotos elegidas, en bruto, alguna un poco enderezada o enmarcada, pero son fruto de pelearme con la fórmula velocidad/diafragma/iso. Nada más, al desnudo. Mientras me planteo un plan de ahorro para hacerme con una reflex digna, el lightroom y demás palabrejas me vienen grandes.

Quiero volver  a sentir la magia de estar perdido entre la niebla, quiero volver a comer hamburguesas de avena, a contemplar el Cruscat a las siete y media de la mañana, a descender por un camino buscando el espejismo de un caballo bajo un árbol, a que la ropa me huela a humo de chimenea, a dormir en una litera junto a Rita, a oír los ladridos de los perros al espantar un jabalí, a empezar un paseo de tarde y terminarlo de noche, sin ninguna foto y tras una charla deseada, a reírme con las anécdotas de otros, a hacer clases teóricas a la hora en que normalmente me acuesto, a saber que "las nenas" esperan a Don Nil, a sentir la lluvia en mi piel y el otoño rellenar mis retinas,  a empacharme de fotos y historias.

Gracias a Marta Poppins, a Lola, a Fabián y sus chicas, a Mónica y al resto de familias por ponerlo todo tan fácil. Y sobretodo a Alvaro, no sé concretar exactamente qué es lo que desearía agradecerle, pero sí confesarle mi admiración y una firme percepción de cuanto se puede aprender estando a su alrededor.